Astronomía y Física:
Hasta el siglo XVI, se aceptó la cosmología aristotélica: se concebía la tierra como centro del universo, en torno a la que todos los astros giraban: el llamado geocentrismo (del griego “geo” tierra).
Durante la Edad Moderna va a tener lugar la llamada Revolución Científica, de punto álgido en la astronomía y la física: se va a desmantelar la creencia anterior de la tierra como punto central del universo y de la Creación, produciendo una crisis ideológica que abrirá paso al siglo de las luces, el siglo XVIII. Los responsables son diversos autores responsables a continuación uno por uno comentados:
Nicolás Copérnico:
1473 – 1543. Polaco de origen, estudió Matemáticas en la Universidad de Cracovia, y Derecho, Medicina, Griego y Filosofía en la Universidad de Bolonia, donde además fue asistente del astrónomo Domenico da Novara. Cursó astronomía en París ya a inicios del siglo XVI.
Su teoría establecía el heliocentrismo (de “helios”, sol en griego; la tierra gira en torno al sol), pero no fue el primero en enunciarlo, sino que ya hubo precedentes en la Antigüedad, entre los que destaca Anaximandro de Samos (del siglo III a.C. y no mencionado en su obra). Su obra De revolutionibus orbium coelestium (que significa “de las revoluciones de las esferas celestes”) se considera como uno punto de despegue de la Revolución Científica, llegada a veces a ser denominada “revolución copernicana”.
Según Copérnico, el sol se encuentra cerca del centro del Universo, y orbitando en torno a él se encuentran Mercurio, Venus, la Tierra y la Luna, Marte, Júpiter y Saturno, en ese orden. A su vez, los planetas poseen un movimiento retrógrado, influenciado por el de la Tierra, que tiene tres: la rotación diaria, la revolución anual, y la inclinación anual de su eje. Explicaba las estrellas como elementos fijos del universo e inamovibles.
No obstante, junto a estas ideas rupturistas, prosiguió con ideas conservadoras en matemáticas.
Johannes Kepler:
1571 – 1630. Nacido en Weil der Stadt, Baden-Wurtemberg, en una familia protestante alemana. Era de salud muy frágil. Se interesó tempranamente por la astronomía, a la que dotó de gran importancia durante sus estudios teológicos y civiles. Escribió Astronomía Nova, donde rompe con la circularidad de la trayectoria de los planetas y enuncia que se mueven en elipses. Enunció tres leyes explicando el movimiento de los planetas:
• Primera ley: Los planetas se desplazan alrededor del Sol describiendo órbitas elípticas.
• Segunda ley: El radio vector que une el planeta y el Sol barre áreas iguales en tiempos iguales.
• Tercera ley: El cuadrado del período orbital (tiempo en dar una vuelta alrededor del Sol) de un planeta es directamente proporcional al cubo de la distancia media con el Sol.
Las dos primeras aparecen enunciadas en Astronomia Nova (1609), demorándose la tercera hasta 1618. Fueron corroboradas por Albert Einstein tres siglos después.
También trató aspectos de la gravitación universal, siendo un precedente de Newton.
Tycho Brahe:
1546 – 1601. Astrónomo danés natural de Escania (actual Suecia). Fue el último observador de los planetas antes de la mejora del telescopio, describiendo sus órbitas minuciosamente. Sus estudios fueron heredados por Kepler, puesto que eran conocidos y colaboradores.
Defendió un término medio entre geocentrismo y heliocentrismo: el Sol y la Luna giraban alrededor de la tierra, mientras que el resto de planetas giraban alrededor del Sol. Si la tierra no estuviera quieta, se deberían apreciar los movimientos aparentes de las estrellas.
Galileo Galilei:
1564 – 1642. Nacido en Pisa, actual Italia. Fue un gran erudito; además de astrónomo, filósofo, matemático y físico. Destaca en el campo de la astronomía no por inventar el telescopio, sino por construir uno notablemente mejor. El primero de unos sesenta lo realiza en 1609, contemporáneo a la publicación de la obra de Kepler. Reconoció la ineficacia de muchos de ellos, corroborada por Kepler.
Halló diversos descubrimientos de nuevas estrellas y cuerpos celestes. Con todos sus hallazgos, llegó a la conclusión de que las órbitas de cristal de Aristóteles no existen y todos los cuerpos no giran alrededor de la Tierra, sino alrededor del Sol, llegando a corregir a los copernicanos en que no todos los cuerpos celestes giran alrededor del Sol, sino que también alrededor de algunos planetas, siendo el más claro y cercano ejemplo la Luna.
Esta teoría le enfrentó a los astrónomos de la Iglesia, siendo radicalmente condenado por el Papa Urbano VIII y demás autoridades religiosas y civiles, por lo que hubo de retractarse de sus escritos. Frente a este clima pro-heliocentrista, la Iglesia aceptó el modelo de Tycho Brahe.
También estudió acerca del movimiento (especialmente sobre la parábola y la trayectoria de los proyectiles, con gran repercusión en la industria militar).
Isaac Newton:
1642 – 1727. Físico, inventor, filósofo, alquimista y matemático inglés. Contribuyó a la Ciencia desde multitud de ámbitos. En física destaca por ser el descubridor de la Ley de gravitación universal, considerado como el momento culmen de la Revolución Científica. Nace en 1685 tras diversos estudios, y explica y rectifica las leyes de Kepler:
• Un cuerpo permanece en reposo o en movimiento en línea recta y a una velocidad constante a menos que una fuerza externa actúe sobre él.
• La fuerza aplicada por un cuerpo sobre otro genera una fuerza de igual magnitud sobre el primero en dirección contraria.
Cuenta una probablemente inventada historia que fue consciente de estas leyes cuando, contemplando la luna, le cayó una manzana sobre la cabeza, explicando el comportamiento de cada objeto según su cercanía o lejanía a la superficie terrestre.
Conceptúa términos como fuerza, espacio, masa… influyendo determinantemente en la física moderna hasta principios del siglo XX, con la renovación de Albert Einstein.
Ilustración:
Durante este período, se producen nuevos avances especialmente en física, donde destacan, entre otros, Robert Boyle (1627 – 1691), conocido por la ley química que lleva su nombre, y Thomas Young (1773 – 1829), conocido por su experimento de la doble rendija de 1801 (demostraba la interferencia de la luz) y ayudar a descifrar los jeroglíficos egipcios. Ambos eran ingleses y contribuyeron en desarrollar la termodinámica, que estudia los cambios de temperatura, volumen y presión. Por su parte, Daniel Bernoulli (1700 – 1783), suizo, es uno de los padres de la física estadística.
Medicina:
Tampoco es novedad la separación entre religión y ciencia que en este campo se verá. La objetivación de la medicina ya tenía anteriores padres como el archifamoso Hipócrates de Cos (siglo V a.C), o como el anatomista Galeno de Pérgamo (siglo II), de gran influencia en la Edad Media. Va a suponer una ruptura generalizada con la influencia religiosa, pese a que algunos como Servet partiesen de convicciones religiosas. Es fruto de un proceso duradero, en absoluto repentino.
Anatomía:
A finales del siglo XIII se inició la práctica recular de la disección de cadáveres humanos en la Universidad de Bolonia, a lo largo del siglo XIV traspasado a Padua, Montpellier y Lérida y en el siglo XV a otras universidades italianas. Los escritos de Galeno tuvieron gran influencia, pero poco a poco surgieron observadores independientes que corrigieron y averiguaron nuevas cosas, como Gabriele Zerbi, Alessandro Achilini, Berengario de Carpi, Leonardo da Vinci (escritos) o Andrés Laguna.
Destaca el flamenco Andrea Vesalio (1514 – 1564), nacido en Bruselas y estudiante en parís, donde fue instruido por el galenista Jacques Dubois, con quien chocó. De profesor en Padua, revolucionó los métodos médicos en las autopsias, basándose en la experimentación, fuera del conocimiento teológico. Escribió De humnani corporis fabrica (Sobre la estructura del cuerpo humano), aparecido en 1543, con una exposición completa de la anatomía humana según lo observado en cadáveres.
Comenzó una polémica con Dubois, que lo acusó de loco en un panfleto de 1551, siendo a su vez defendido por su discípulo Luis Collado en un libro de 1555, y puesto en ridículo Dubois. Collado y Pedro Ximeno, ambos discípulos, encabezaron la renovación en la universidad de Valencia. Sus enseñanzas rápidamente se extendieron por el resto de universidades europeas, y su influencia llegó a los siglos XVII y XVIII. En éstos destacan personajes de la adenología como Johann G. Wirsung (conducto pancreático), August Q. Rivinus (conducto sublingual), Johann C. Peyer y Johann C. Brunner (formaciones intestinales), Niels Stensen (conducto parotídeo), Caspar Bartholin (glándulas vulvovaginales), Francis Gilson (cápsula hepática) y William Cowper (glándulas uretrales). Se avanzó más en el sistema nervioso, con las obras de Thomas Willis (1664) y Félix Vicq d’Azyr (1786).
Clínica:
Sus principales cambios comienzan en el siglo XVI, con influencia de Galeno. Según Laín Entralgo, las novedades clínicas se agrupan en:
• Nuevas enfermedades: Dado su desconocimiento o aparición reciente; no tratadas por los clásicos:
o Sífilis: Desarrollo con el descubrimiento de América. La estudiaron Gaspar Torrella (1497) y Girolamo Fracastoro (1530), que le dio el nombre.
o Tifus: Culmen en sus estudios a principios del XVII con Juan de Villarreal y Guillaume de Baillou, pero anteriormente tratado.
• Hábitos nuevos: Comienza la observatio de casos individuales generalizados al resto de casos. También comienza a realizarse enseñanza junto a la cama del enfermo, desarrollada en Padua a mediados del siglo XVI por Giambattista da Monte y continuada por Albertino Bottoni y Marco degli Oddi.
Patología:
La patología tradicional fue respetada salvo por leves críticas sobre aspectos puntuales. La verdadera ruptura la lidera Parecelso, sobrenombre de Theophrastus Bombast von Hohenheim (1493 – 1541), suizo nacido en Einsiedeln, suiza. Se educó en la zona minera de Carintia, donde se familiarizó con las prácticas metalúrgicas y alquímicas, y estudió medicina y se doctoró en la Universidad de Ferrara (Italia). Huyó de su cargo de profesor en la Universidad de Basilea por su conducta (protagonizó hechos como una hoguera en la Noche de San Juan a base de textos médicos tradicionales).
Abandonó creencias anteriores y usó sus conocimientos en alquimia para dividir el organismo humano en tres sustancias químicas:
• Mercurius: Lo volátil, escapado en forma de humo.
• Sulphur: Lo combustible, que produce llama.
• Sal: Resistente al fuego, quedando en cenizas.
El arqueo las ordenaba; si era insuficiente en su tarea, se producían las dolencias. La polémica generada sobrevivió a Paracelso y continuó en el siglo XVII.
Farmacología:
Desarrollo mermado por la idea antigua de la curación mediante elementos naturales, sin distinguir entre unos medicamentos y otros. Durante la Edad Media se produjeron incorporaciones de productos curativos, especialmente por los árabes. Los descubrimientos geográficos potenciaron la obtención de productos nuevos, trayéndolos, como es lógico, portugueses (García da Horta, que escribe en 1563) y españoles (Nicolás Monardes, que escribe su obra entre 1565 y 1574).
La concepción química de Paracelso va a ayudar al progreso del tratamiento con medicamentos; según él en la naturaleza había arcanos, principios curativos específicos de cada enfermedad, aislables con prácticas alquímicas. Con esta base s avanzó en la disciplina y se introdujeron preparados químicos minerales, primeros medicamentos de carácter artificial por manipulación en laboratorio. Es por ello que se le considera el gran padre de la farmacología suponiendo un fuerte avance en tratamientos con fármacos.
Los galenistas se opusieron fuertemente al tratamiento con medicamentos artificiales durante el siglo XVII, hasta que la farmacología moderna maduró con la química y la investigación biológica experimental del siglo XIX.
Cirugía:
Pese a que como cirugía moderna se constituye en los siglos XVIII, posee una trayectoria anterior. Su punto de apoyo es la anatomía de Vesalio en el siglo XVI. Los primeros cirujanos se aventuraban a la hora de operar, y estaban separados de los médicos convencionales, según los cánones medievales. Frente a la formación universitaria del médico, ellos eran formados artesanalmente, con un maestro, y perteneciendo al respectivo estrato económico. En España e Italia sí hubo algunas cátedras en cirugía.
Las guerras ayudaron a aumentar el conocimiento, destacando Ambroise Paré (1509 – 1590), cirujano militar francés a las órdenes de Francisco I. Introdujo el tratamiento “limpio y suave” de las heridas de bala, pues tras una batalla, no había suficiente aceite para curar a todos los heridos (se creía que, hervido y vertido sobre las heridas, curaba las impurezas e infecciones producidas por la pólvora arrastrada por la bala), por lo que usó un apósito suave, con grandes logros. A parecidas conclusiones y sin conocer a Paré llegó Bartolommeo Maggi, cirujano del ejército pontificio, tras comprobar la ausencia de toxicidad en la pólvora. También destaca Dionisio Daza Chacón a las órdenes de Carlos I y Felipe II, que ideó procedimientos para amputación de miembros y ligadura de vasos sanguíneos, conocimiento complementado con autopsias.
Los hospitales también ayudaron en ello, como el Hospital del Cardenal (Sevilla), donde desarrolló su obra Bartolomé Hidalgo de Agüero (1530 – 1597), introduciendo el tratamiento “limpio y seco” de las heridas de arma blanca, frente a la formación del pus por los galenistas.
Las universidades italianas y españolas dieron buenos cirujanos, como Girolamo Fabrizzi d’Alquapendente, catedrático en Padua y descubridor de las válvulas venenosas, o Andrés Alcázar, catedrático salamantino que dedicó una obra a la cirugía craneal en 1573. También hubo tratados monográficos, como el libro sobre las enfermedades renales y urinarias (1588) de Francisco Díaz y el tratado de cirugía plástica (1597) de Gaspare Tagliacozzi.
En el siglo XVIII, la cirugía deja de tener tal bajo nivel y pasa a ser elemento de prestigio. Se forman centros docentes equivalentes a facultades de medicina de nivel universitario, y el acto quirúrgico se dotó de gran categoría técnica. El médico despreciaba el trabajo manual, y el bajo nivel de cirugía alertaba a los Estados. Luis XV en 1731 crea en París la Real Academia de Cirugía, con Juan Louis Perir al frente, máxima autoridad en el campo. En la siguiente década, la Academia queda equiparada la Facultad de Medicina.
El modelo francés fue imitado por el resto de países europeos. En España lo introdujo Pere Virgili, logrando la fundación en Cádiz en 1748 de un Real Colegio de Cirugía para cirujanos al servicio de la Armada. Logró la fundación más tarde en Barcelona (1464) y Madrid (1787). La unificación médico-cirujano fue realizada para acabar con los problemas jurisdiccionales entre ambos, siendo realizada en España a partir de 1827. Esta reforma impulsó aún más la cirugía, complementando los conocimientos de ambos campos.
Mientras la cirugía se convertía en una técnica, se sientan las bases de la patología y clínica quirúrgicas. Destacan los tratados de Petit (1705 y 1723) y Louis (1768), avance en la caracterización de las fracturas. John Hunter (1728 – 1793), cirujano escocés, fundamentó la patología quirúrgica en la investigación biológica y experimental, escribiendo ya a finales de la centuria.
Enfermedades:
En la Edad Moderna, van a ser dos las enfermedades en las que se centre la medicina principalmente:
• Peste:
La más mortífera de todas las enfermedades infectocontagiosas. Con el término “pestis”, del latín, se designaba a toda gran epidemia grave, como hicieron Tucídides en el siglo V a.C. y Galeno en el siglo II d.C., tratándose de tifus.
Tuvo diversos y diferentes estallidos a lo largo de la Edad Media y la Edad Moderna, y proviene principalmente de la pulga de la rata, traída de Asia en el siglo XIV, almacenando la yersina pestis, bacteria que mediante la pulga pasa al hombre. Era de muerte rápida.
No se logró una vacuna, sino meros amagos de tratamiento. Los médicos de la época se vestían con grandes trajes y una máscara de gas primitiva con forma de pico repleta de materiales que, según creían, evitarían el contagio. Uno de los primeros médicos en tratarla adecuadamente fue Michel de Nôtre-Dame (popularmente conocido como Nostradamus), que utilizó métodos más modernos y eficaces como la limpieza y el agua como prevención.
• Viruela:
Enfermedad infecciosa grave de origen asiático y muy contagiosa. La causa el Variola virus, con riesgo de muerte en algunos casos. Carece de tratamiento, siendo únicamente usada la vacuna. “viruela” significa en latín “manchado”, en alusión a los bultos que aparecen en el cuerpo de los infectos. Llegó al conocimiento europeo en 1718, durante una reunión de médicos en Estambul, cogiéndola más tarde la mujer del embajador británico en Turquía y extendiéndose por toda Europa.
Su vacuna fue inventada por Edward Jenner (1749 – 1843), médico rural que se dio cuenta de que la viruela no prendía en las personas que habían padecido la viruela vacuna. Sustituyó la tradicional variolización por la inoculación de la linfa de alguien que la hubiera sufrido; en 1796 experimentó la idea con un niño, demostrando la defensa frente al contagio. Fue rechazado por la Royal Society de Londres, publicando en 1798 un libro. En 1801 finalmente se hizo efectiva en Gran Bretaña, llegando dos años antes a España por el médico catalán Francesc Piguillem. Posteriormente se llevó a América y Pacífico.
Según la Organización Mundial de la Salud, actualmente es la única enfermedad erradicada totalmente en el planeta.
Miguel Servet:
Entre todas estas disciplinas y de manera más o menos individual destaca Miguel Servet, teólogo y científico onubense nacido en 1511 y muerto en 1553. Fue buen estudiante en su juventud y por ello estudió entre grandes religiosos, siendo pupilo de fray Juan de Quintana, futuro confesor de Carlos V.
Escribió multitud de obres teológicas y se ocultó durante un tiempo tras conocer personalmente al reformador Calvino. Huye con otra identidad perseguido por la Inquisición Española, publica una edición de Geographia de Claudio Ptolomeo y en 1537 se matricula en la Universidad de París para estudiar Medicina, junto a algunos de los mejores médicos de la época. En 1541 logra ser el médico personal de Pedro Palmier, arzobispo de Viena, que le permitirá seguir individualmente sus estudios.
En 1546 escribe su obra culmen, Christianismi Restitutio (Restitución del Cristianismo), enviándole una copia antes a Calvino para que la comente. El Libro V hablaba sobre la circulación pulmonar: según Servet, la sangre es transmitida por la arteria pulmonar a la vena pulmonar por un paso atravesando los pulmones. El alma era una emanación de la Divinidad y que tenía como sede a la sangre. Gracias a la sangre, el alma podía estar diseminada por todo el cuerpo logrando el hombre su condición divina. Servet destaca tal descubrimiento como algo más religioso que científico, por lo que ello está dentro de una obra de teología, pues no separaba la teología de la ciencia.
Como respuesta, Calvino le recomendó leer su Institutio religionis Christianae (1536), enviándole la copia con anotaciones que no agradaron a Calvino. Éste lo amenazó de muerte con pisar Ginebra, y delató su identidad falsa a la Inquisición Española, que lo detiene en Lyon, logrando escapar y detenido definitivamente en Ginebra por los calvinistas, donde murió en la hoguera.
Monarquía hispánica y relaciones exteriores en el siglo XVI:
Se centrará en las figuras de Carlos V (1517 – 1556) y Felipe II (1556 – 1598), con énfasis en su política exterior.
Carlos V:
• Herencia de los Habsburgo.
• Principios generales de su política.
• Lucha contra los turcos.
• Lucha contra Francia.
• Lucha contra los protestantes.
Felipe II:
• Herencia.
• Fases:
o San Agustín – Cateu-Cambresis (1556 – 1559).
o Fase Mediterránea (1559 – 1571).
o Fase Atlántica (1571 – 1598).
Países Bajos.
Portugal.
Inglaterra.
Última década del reinado.
Herencia de los Habsburgo:
Se aprecia una dificultad para distinguir en los siglos XVI y XVII la historia de España de la historia de Europa. También se plantean dudas sobre la existencia de España en tal época, dada la unión de coronas, a las que se añade su respectiva herencia en Europa. Dentro del territorio de la actual España hay dos Estados con propia ley, jurisdicción, tradición, lengua… unidos por los Reyes Católicos mediante la monarquía compuesta (término acuñado por John Elliot). Éstos no son conscientes de la formación de tal Estado, y a Carlos V se le precipitarán las consecuencias sin esperarlas.
Herencia:
• Castellana: De parte de su abuela materna, Isabel de Castilla: Castilla, Granada, Navarra, la América hispánica y los presidios del norte de África.
• Aragonesa: De parte de su abuelo materno, Fernando de Aragón: Corona de Aragón y Nápoles (sur de la península itálica y Sicilia).
• Borgoñona: De parte de su abuela paterna, María de Borgoña: Países Bajos, Artois, Flandes, derechos al Ducado de Borgoña.
• Imperial: De parte de su abuelo paterno, Maximiliano de Austria: Territorios patrimoniales de los Austria (Austria, Estiria, Carintia, Carniola, Alsacia y Franco condadazo), Bolonia, Moravia y Silesia.
Árbol genealógico:
• Familia paterna:
o Padre: Felipe I “el Hermoso”. Casado con Juana en 1496. Pretendía ser rey de ambas coronas (Castilla y Aragón), entrando en conflicto con Fernando el Católico. Muere en 1506.
o Abuela: María de Borgoña, hija del último duque de Borgoña, Carlos el temerario e Isabel de Borbón. Murió en 1482
o Abuelo: Maximiliano I de Austria, hijo del Federico III (emperador de Austria) y Leonor de Aragón y Portugal, fue emperador del Sacro Imperio Romano Germánico entre 1493 y 1519. Contrajo matrimonio con María de Borgoña antes, teniendo dos hijos: Margarita de Austria, archiduquesa de Austria, y Felipe I, rey de Castilla
• Familia materna:
o Madre: Juana “la Loca”, reina de Castilla entre 1504 y 1506, pese a sufrir numerosos intentos de ser invalidada por su discutida locura.
o Abuela: Isabel I de Castilla “la Católica”. Reina de Castilla entre 1474 y 1504.
o Abuelo: Fernando II de Aragón / V de Castilla “el Católico. Rey de Aragón entre 1479 y 1516 y rey de Castilla entre 1475 (año de su boda con Isabel) y 1504 (año de la muerte de Isabel).
o Tía mayor: Isabel, casada en 1490 con Alfonso de Portugal, pero murió en 1498.
o Tío: Juan, casado con Margarita de Borgoña, pero murió en 1497. Acción
o Tía menor: Catalina de Aragón, casada primero con Arturo de Inglaterra en 1501, muerto al año y casada en 1509 con Enrique VIII de Inglaterra. La repudiará, iniciará la reforma protestante y Catalina morirá recluida en 1536.
Principios generales de su política:
Búsqueda de la Universitas Christiana, pensamiento medieval de lucha contra el infiel entre todos los cristianos unidos, una especie de cruzada tardía. Busca una Europa unida contra el Islam, es decir, paz entre cristianos, sueño que verá medianamente cumplido en breves ocasiones como la toma de Túnez (1535), donde colaboraron portugueses e italianos. Detrás de esto se esconde un fin político de consolidar su dinastía como la principal de Europa.
Hernando de Acuña pone en sus estrofas el ideal del emperador: un monarca, un imperio y una espada. Junto a esto, necesitaba el apoyo del Papa como gran cabeza unificadora del cristianismo, en un contexto en el que esta autoridad es cuestionada.
Lucha contra los turcos:
Durante sus luchas contra Francisco I, se había levantado una tercera potencia mediterránea: el Imperio Otomano, durante su plena ansia expansionista. Al igual que su poder, el de Solimán el Magnífico era un poder extendido por diversos frentes, por lo que Carlos V no logró enfrentarse a él en todos los frentes con la misma intensidad:
• Tierra:
Los turcos comienzan su campaña y aplastan a Hungría en la Batalla de Mohács (26 de agosto de 1526), matando a su último rey, Luis II de Hungría y Bohemia. Al poco llegan a Buda, la capital de Hungría, a poca distancia de la frontera oriental de Austria, que forma parte de la herencia de Carlos V. Éste envía refuerzos a la frontera del Danubio altamente mediocres, pues sus súbditos españoles se negaron a ofrecer tropas y dinero en socorro de Austria. A la cabeza de Hungría y Bohemia queda Fernando, su hermano. Carlos V intenta conseguir un préstamo para una expedición a Hungría, que le es negado.
En 1529, el sultán turco comienza una segunda gran ofensiva, en la que recupera Buda (la había perdido frente a los cristianos dos años antes) y llega a asediar Viena. La dinastía Habsburgo se desquicia, al ser el mayor peligro al que se había sometido su territorio, por lo que el emperador interviene y detiene el avance turco en 1530 – 1532. Este año intenta formar un ejército con destino a Hungría, dirigido por sus mejores generales, entre ellos Antonio de Leyva y el marqués de Vasto, para ayudar a su hermano. Un destacamento reducido español toma parte de la defensa de Viena, y el propio Carlos V llega a la ciudad para supervisar personalmente la campaña.
Solimán debe retirarse a Buda, siendo amedrentado y paralizado desde Pest, la ciudad más cercana y en ese momento separada de Buda. Carlos V no quiere tomar parte en la defensa de Hungría al no ser patrimonio suyo, pues ya tenía multitud de problemas. No obstante, no abandonó completamente a su hermano Fernando, sino que dejó un contingente de tropas en Viena a su disposición. Las batallas siguieron sucediéndose, recibiendo Fernando nuevas tropas españolas y pactando una tregua en noviembre de 1545.
• Mar:
Carlos V va a darle más importancia a la lucha en el Mediterráneo que en el Danubio. Antes de Carlos V tiene lugar una política de construcción de presidios en África (Melilla, Mazalquivir, Vélez de la Frontera, Orán, Bugía, Trípoli…) por parte de sus abuelos los Reyes Católicos. Todo es debido a un intento por aplacar la piratería berberisca en el Mediterráneo, liderada por el corsario Kheirredin Barbarroja, un cristiano apóstata que tenía todo el apoyo del sultán. En 1516 la piratería berberisca se había establecido en Argel, y con su colonización del interior del Magreb, se hicieron con un Estado propio en el Mediterráneo occidental, colocándose en 518 bajo la protección del sultán y potenciando su guerra naval contra España, empezando por destruir sus presidios.
Los piratas necesitaban para vivir productos que el clima africano no les proporcionaba, pero el cercano clima de la península ibérica sí. Esto y la descuidada defensa marítima de Carlos V, heredada de sus abuelos maternos, propició campañas como la de 1529 contra la costa de Valencia, llevándose mucho dinero y prisioneros españoles. Esto era una práctica común en los berberiscos, así como conseguir prisioneros atacando barcos, para pedir posteriormente un rescate por ellos a sus familias. El ejemplo más conocido es el del literato Miguel de Cervantes, capturado tras su regreso de Lepanto (1571).
Se ataja con campañas puntuales, destacando la toma de Túnez en 1535, comandada por él mismo pese al desaconsejo de sus súbditos cercanos. Acaeció en pleno verano, con temperaturas de entre cuarenta y cuarenta y cinco grados. Su toma fue posible por la colaboración de navíos genoveses, que formaban una poderosa flota al mando de Andrea Doria, barcos mercantiles pero artillados dadas las circunstancias. Anteriormente ya había tomado Patras y Coron, en la Morea, plazas situadas en el golfo de Corinto, en 1532 y 1533, y durante poco tiempo, pero logrando reducir la presencia turca en el asedio de Viena. Tras esto, Solimán estrechará lazos con Barbarroja, nombrándolo capitán general de la flota turca. Con este título Barbarroja capturaba Túnez y al aliado morisco de España, Muley Hassan, en agosto de 1534, a la vez que se mantenían relaciones franco-turcas.
La toma de Túnez fue un éxito gracias a las ayudas comentadas y al estallido de una revuelta interna en la ciudad que desbordó sus defensas. El resultado fue de victoria para Carlos V, pero su presa, Barbarroja, escapó y se refugió en Argel. Volvió a organizar nuevas expediciones contra las Islas Balearas y Valencia, combinadas con ofensivas francesas, tras cerrar sus alianzas con el turco en febrero de 1536. Carlos V lucha contra Francia entre 1536 y 1538, paralizando la lucha en el Mediterráneo hasta la Tregua de Niza de 1538. Tras esto, Carlos trata de organizar una nueva ofensiva contra Solimán, aliándose con el Papa y Venecia en una nueva Liga derrotada por Barbarroja en Prevesa, septiembre de 1538, deshaciéndose por la firma de la paz por Venecia por su cuenta en 1540, para salvar su comercio y abastecimiento marítimo. Sin la flota veneciana, la defensa de los ataques berberiscos sería un suicidio, por lo que Carlos intenta concentrando todos sus esfuerzos tomar Argel, la capital pirata y refugio y cuartel general de Barbarroja y sus ataques.
El intento de tomar Argel será un fracaso militar y económico. Carlos V concentró todos sus efectivos en la expedición, llegando a traer de América al conquistador Hernán Cortés. En octubre de 1541 llega a Argel, una estación poco recomendable para semejante campaña. En una tormenta pierde 150 de sus embarcaciones. Desembarca y pone asedio a la ciudad, pero, vistas las circunstancias, decide replegarse para no producir un desastre mayor. Tras él, el expansionismo turco prosigue y regresan las alianzas con Francia, que reanuda sus hostilidades entre 15442 y 1544. Barbarroja colabora con el asedio de Niza y galeras francesas se unen a su flota. logran recuperar algunas plazas, como Trípoli o Bugía. Trípoli era desde 1523 defendida por los Caballeros de San Juan, orden comercial y militar expulsada por los turcos de la Isla de Rodas, que la tomaron el año anterior y usaron como punta de lanza para ataques en todo el Mediterráneo. La defendieron férreamente hasta capitular en 1551 ante el almirante turco Sinán. Con su toma, se convierte en un nuevo anillo para Argel. Poco a poco van cayendo el resto de plazas y prosiguen los envíos navales hacia el Mediterráneo occidental. Bugía, por ejemplo, gran presidio, cayó en 1558, aprovechando la muerte de Carlos V.
Solimán va a disminuir sus ataques al tener problemas con Persia y a la distancia, pero los norteafricanos aliados continuarán con sus incursiones. Carlos V no descansó en defender sus rutas marítimas.
El deseo de Carlos V para emprender una gran y unitaria cruzada contra Constantinopla, en poder de los turcos, se vio imposibilitados por esta serie de circunstancias, llegando a no obtener ni siquiera la colaboración de Aragón y Cataluña, condición esencial para la supremacía española mediterránea. El presupuesto para ello se dilapidó con la conquista y colonización de América. Su programa tuvo que esperar a su hijo Felipe II.
La conclusión que se sacan de estos hechos son principalmente que las campañas comenzaron victoriosamente y terminaron con derrota. Ello se achaca, entre otras cosas, a la inexistencia de una flota permanente mediterránea, añadido al duro expansionismo otomano que primaba por la época.
Lucha contra Francia:
Los dos ejes principales de conflicto serán Borgoña y Milán. Además, coincide con un gran antagonismo personal entre Francisco I de Francia y el Emperador Carlos V. Tendrán lugar cinco guerras, llevando una clara iniciativa Carlos V en ellas, precisamente en las que derrotará a Francisco I.
Primera Guerra:
Acaece entre 1521 y 1525. Francia declara la guerra a Carlos V el 22 de abril de 1521, aprovechando el conflicto interno de la guerra de las comunidades, iniciado en 1520. Será justo el día anterior a la derrota casi definitiva de los Comuneros en Villalar (Valladolid) invade el norte de España y el norte de Italia. El ejército francés invade Navarra y llega a dominar buena parte del territorio, alcanzando Logroño. Dadas las circunstancias, rebeldes y ejército real se aliaron para combatir a los franceses.
Tras ser derrotada al sur de los Pirineos, Francia decide centrarse en Italia, donde la política del territorio era muy favorable a Carlos V. En noviembre de 1521, una expedición conquista Milán para el emperador, y en enero de 1522 Adrián de Utrecht, antiguo instructor de Carlos V, sale elegido Papa con el nombre de Adriano VI. Carlos V logra el apoyo de Enrique VIII, como inglés, resentido con Francia por la Guerra de los Cien Años, el 16 de junio de 1522, de la mano de un tratado de alianza firmado en Windsor y seguido de un tratado secreto por el que Carlos quedaba desposado con la hija de Enrique, María, por entonces de seis años. Se pretendía con él la conquista militar completa y reparto del territorio francés, sin tener en cuenta la debilidad militar y financiera de sus aliados y el gran poder defensivo francés, pero denotaba bien la caballerosidad y seriedad de ambos monarcas, y el objetivo de Carlos V de reconquistar su patrimonio borgoñón.
También recibe apoyo de Venecia, Florencia y los Estados Papales, pero Adriano VI muere en septiembre y se quiebra buena parte de la alianza. Los siguientes Papas, entre ellos su sucesor, Clemente VII, no apoyan a Carlos V, sino que buscan un equilibrio entre Francia y España, apoyando en más de una ocasión a la primera. El proyecto de unir Italia frente a Francia empezaba a ser demasiado difícil. Francisco I reconquista Milán en octubre de 1524, y en diciembre Clemente VII terminaba una alianza con Francia y Venecia. Prefirió anular su boda con María, pues el apoyo de Inglaterra en tales circunstancias era muy inocuo. En tales momentos, le llega la noticia de que el ejército francés ha sido derrotado en la Batalla de Pavía (10 de marzo de 1525) por parte de sus generales Pescara, Leyva y Lannoy, y Francisco I ha sido apresado.
Carlos prefiere imponer condiciones de paz sin tener que contar con Enrique VIII y Francisco I es llevado a Madrid, donde según la tradición popular fue retenido en la torre de los Lujanes, pero las nuevas investigaciones apuntan a que se le recluyó en el alcázar árabe de la villa, sobre el que ahora está construido el palacio real.
Durante su estancia en la villa el rey de Francia propone un alto rescate, abandonando Italia y retirando sus aspiraciones a Flandes y Artois. Termina firmando el 15 de enero de 1526 el Tratado de Madrid, con condiciones que benefician más aún y claramente a Carlos V. Promete, además de lo anteriormente expuesto, devolver Borgoña y entregar como garantía dos de sus hijos a cambio de ser liberado. Una vez en Francia, incumple el tratado alegando haber sido coaccionado durante la elaboración y firma del mismo, y organiza la Liga de Cognac contra el emperador. Igualmente, Carlos V ya esperaba que necesitara fuerza armada y mucho dinero para conseguir que tal tratado se cumpliera, por lo que no le fue una gran sorpresa la actitud de su archienemigo francés.
Fuentes:
“Historia de la Medicina” – José María López Piñero.
“Historia de la Ciencia – 1543 – 2001”. – John Gribbin.
“España bajo los Austrias” – J. Lynch.
es.wikipedia.org
Apuntes de Historia Moderna de España.
miércoles, 23 de diciembre de 2009
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